MENSAJE DE DIOS PADRE 014
MENSAJE DE DIOS PADRE
SOBRE LA HUMILDAD
15 de junio de 1998
Hijos míos, hoy les quiero hablar sobre la Humildad. Vosotros, todos, la conocéis, pero muy os la practicáis. Mi enemigo y el mundo os hacen e la olvidéis muy pronto. Yo he dotado a cada una mis creaturas con muchos dones y tales dones NO os pertenecen, me pertenecen, es un préstamo que, Yo Vuestro Padre, os concedo para poder servir en la Tierra y poner dichos dones al servicio de la salvación de vuestros hermanos.
Recordad que lo único que os pertenece es vuestra voluntad y que, desgraciadamente, cuando no es la virtud la que guía, muy fácilmente cae en las redes del pecado, específicamente, de la soberbia. Esta última os lleva a ver los dones recibidos por Mí, para misión temporal sobre la Tierra, y os los apropiáis y os empezáis a comparar ante los demás seres humanos, de forma que los dones que os debieran salvar a vosotros y a vuestros hermanos, se vuelven vuestros enemigos por vuestra soberbia, no por el valor en sí del don o la virtud. Se los explicaré mejor, hay personas, hijos míos, a las que les he dado el don de la inteligencia en alto grado y ¿qué hacen él? El don lo ponen a su servicio para aprovecharse de sus hermanos y no ponen el don para el servicio de sus hermanos. Muchos de aquellos a los que les he permitido llegar a ser guías de los pueblos, les di dones para ponerlos al servicio de sus conciudadanos y lograr una vida mejor, primeramente a nivel espiritual y como consecuencia inmediata, también a nivel humano, porque en todos mis dones, lo que debe predominar es el AMOR. Pero mi enemigo se mete y ¿qué sucede?, el don es puesto para su propio servicio y no produce el bien que debiera haber producido en provecho de todos. Podríamos enumerar cada uno de los dones y con todos pasa lo mismo. Cuando os apropiáis de lo mío, vosotros en vuestra pequeñez, no podéis sacarle el provecho debido. Cuando con humildad, y al haber reconocido en cada uno de vosotros los dones recibidos, me los ponéis a mi servicio, Yo los tomo de vosotros y con gran alegría acompaño al alma dadivosa y ambos actuamos para la salvación de las almas y la propagación de mi Reino sobre la Tierra. Pero es solamente, cuando vosotros con plena libertad y humildad sincera os donáis a Mí, vuestro Padre, cuando Yo puedo actuar plenamente.
La Humildad es la llave que me abre vuestro corazón y que me permite derramarme completamente en Gracias en las almas. No es así con la soberbia. Cuando os posesionáis de mis dones, cuando los usáis para vuestro propio bien, cuando los escondéis y no los dejáis fructificar, cerráis vuestras puertas de entrada a vuestro corazón y a vuestra mente y Yo, entonces, no puedo hacer nada. Yo no puedo forzar los corazones, respeto vuestra voluntad. Así os demuestro cómo vuestro Dios, en toda su Omnipotencia, es primeramente Humilde. También os lo demostré con el Nacimiento, Vida y Muerte de mi Hijo Jesucristo sobre la Tierra. Os lo demostré con la Creación de mi Hija, la Siempre Virgen María. Os lo demuestro día a día con la Sagrada Eucaristía, todo mi Poder y toda mi Presencia en ese pequeño pedacito de pan y obedeciendo, muchas veces a las órdenes de Sacerdotes que no están en total estado de Gracia o que, aún peor, han perdido la Fe en tan grande misterio de la Transubstanciación.
Hijos míos, la Humildad, se dice, es la tierra fértil en la cual florecen todas las demás virtudes, y florecen más y se les da más a aquellas almas a quienes obteniendo poco o mucho de Mí, tanto en Gracias como en dones, los ponen a mi servicio y los reparten a los demás. Mientras más deis, más recibiréis. Yo la Fuente inagotable de Gracias. Venid a Mí, beberéis de Mí y ya no podréis separaros de Mí, puesto que me recibiréis en plenitud de mi Amor.
Cuánto amor sincero se necesita para reconocerme a Mí, vuestro Creador como vuestro Dios. El alma soberbia no reconoce a otro Dios sino a sí misma. ¿Cómo podrá un alma soberbia hacer un buen uso de mis dones en ella y en los demás, si no permite a Dios que la guíe?
Volved, volved a la oración, al ayuno, a la penitencia para buscar la Humildad, esta son armas espirituales que os separan de la soberbia y me dejan libre el camino para poder actuar en vosotros en una forma sencilla y total. Yo no presiono, no obligo, Yo Vuestro Dios y Señor os lo pide, os lo suplica, con la verdadera Humildad de vuestro Dios. Dejadme actuar libremente en vosotros y os llevaré en alas de águila, en ascensión continuada hacia la santidad y hacia mi Morada Eterna.
Os amo, hijos míos, os amo como sólo vuestro Padre Celestial puede amar a sus creaturas, pedacitos de Mí Mismo.
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